lunes, 20 de febrero de 2012
miércoles, 15 de febrero de 2012
Período de entreguerras
El período
de entreguerras abarca un periodo comprendido entre el final de la Primera Guerra Mundial en 1918 y el inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939. Fueron dos décadas
marcadas por el cambio radical de la relación entre las fuerzas
internacionales, la revolución rusa, la
paz de Versalles y la creación de la Sociedad de Naciones y su fracaso, la consolidación de los regímenes autoritarios,
los avances técnicos, el marcado contraste entre un enorme desarrollo del
capitalismo, en los años 20 y su mayor crisis económica en los años 30.
Estados
Unidos se había convertido en la mayor potencia económica, se vivieron momentos de gran desarrollo
económico. Este periodo es conocido como los felices años veinte.
Los primeros años de la
posguerra estuvieron marcados por la dificultosa aplicación de los tratados de
paz de 1919. Sin embargo, la segunda mitad de los años veinte abrió un período
de concordia internacional que ilusionó a los contemporáneos. La depresión de 1929 y el ascenso de Hitler
al poder demostraron el carácter efímero de este tiempo de armonía. Los años treinta
prepararon el camino a una segunda y aun más destructiva conflagración mundial.
Alemania nunca acepto de iure el Tratado
de Versalles. Dos aspectos eran especialmente insoportables para el gobierno
y la opinión pública alemana: el pago de reparaciones de guerra como país
responsable del conflicto y las pérdidas territoriales acordadas en Versalles,
muy especialmente las de la frontera oriental. Alemania, desde un principio,
centrará sus objetivos exteriores en conseguir la revisión del diktat, la
imposición, de Versalles y en evitar el cumplimiento de sus onerosas
condiciones.
Los tratados firmados tras la Conferencia de
París no sirvieron para crear un marco de estabilidad internacional. En un
contexto de graves dificultades económicas, la situación política mundial se
caracterizó por la existencia de múltiples conflictos pendientes, la dificultad
en la aplicación de los tratados y la segura aparición de importantes tensiones
internacionales.
El
nacimiento de la Sociedad de Naciones
La Sociedad de Naciones, el
sueño del presidente norteamericano, Woodrow Wilson, nació
en la Conferencia
de París. Una gran instancia internacional en la que se discutieran los
grandes problemas y se solventaran pacíficamente los conflictos. Por fin, los
principales países del planeta se habían puesto de acuerdo para crear una
Sociedad que tuviera como fin resolver los contenciosos entre los estados.
El artículo 10 resumía este objetivo:
"Los miembros de la Sociedad se
comprometen a respetar y mantener contra toda agresión exterior la integridad
territorial y la independencia política presente en todos los miembros de la
Sociedad. En caso de agresión de amenaza o de peligro de agresión, el Consejo
determinará los medios para asegurar el cumplimiento de esta obligación."
Muy pronto, sin embargo, se vino abajo
el sueño. La Sociedad de
Naciones tomó pronto el aspecto de una sociedad de vencedores: a la negativa
a aceptar el ingreso de Alemania y la Rusia soviética, se le unió la renuncia
norteamericana a participar en el gran proyecto que había diseñado su
presidente. Sólo Gran Bretaña y Francia se mantuvieron en una asociación que se
reveló como inoperante. La ausencia de potencias clave en el concierto mundial
y la carencia de medios militares y económicos para hacer aplicar sus
resoluciones nos explican la escasa incidencia de la labor de la Sociedad de Naciones en
las relaciones internacionales.
Los "felices años veinte"
La reactivación iniciada en
Estados Unidos en 1922 fue algo más tardía en Europa (1924). Surge una etapa de
expansión económica Abrió las puertas a una etapa expansiva de la economía mundial
que propició un clima de euforia
y ciega confianza
en el sistema capitalista.
Los felices años veinte
Los Estados Unidos se convirtieron en la
locomotora de la economía mundial. El modelo de vida americano fue exportado
por todo el mundo.
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Se trataba del "american way of life"
que rápidamente sedujo a los europeos, cimentado en el consumo individual
de bienes (automóviles, teléfonos, electrodomésticos), impulsado por la publicidad y
sostenido por un crédito
fácil y las ventas a
plazos.
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Los espectáculos de masas (cine, deportes,
cabarets, teatro), el interés por la alta
costura, las nuevas corrientes musicales (jazz,
charleston, blues) se conviertieron en objetos de consumo y alimentaron a
toda una industria
que hasta entonces no había sido significativa (Hollywood, discográficas,
moda, etc.).
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La prensa
conoció un gran esplendor, proliferaron las revistas especializadas, las deportivas,
las dedicadas a la mujer. Fenómeno destacado fue el de la radio, cuyas ondas
se difundieron por campos y ciudades y comenzó a utilizarse como excelente
instrumento de publicidad. Al final de la década existían casi 14 millones de
receptores en Estados Unidos.
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El
Crack
de la Bolsa de Nueva York de octubre de 1929 inauguró una etapa
marcada por una profunda recesión
que se extendió a lo largo de la de la década de los Treinta y que tuvo serias repercusiones no sólo en el ámbito económico, sino
también en el social y político. Supuso un importante bache en la producción, desajustes en el mercado laboral y contribuyó a la exaltación del ultranacionalismo
y autoritarismo fascistas.
El desplome de Wall Street fue provocado
por una serie de causas
gestadas tiempo antes y que perturbaron fuertemente la economía norteamericana:
Derrotados los republicanos en
las elecciones de 1932, el nuevo
presidente, el demócrata F. D. Roosevelt diseñó una serie de medidas
tendentes a resolver la grave depresión en que se encontraba sumida la
economía norteamericana.
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Las
disposiciones que implementó durante los primeros cien días de su mandato
tuvieron continuidad a lo largo de varios años y recibieron el nombre de “New
Deal” ("Nuevo trato o nuevo reparto"). Las actuaciones
se encaminaron a poner fin a la postración de los más de 12 millones de
parados estadounidenses. Para ello consideró prioritario fomentar la demanda
e incrementar el consumo como medios para reactivar la producción.
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Dos fueron las vertientes esenciales del New Deal:
La
económica
Abordó los
siguientes problemas:
Financiero
Se potenció
un mayor control del Estado sobre los bancos (Banking Act de
1933), y se exigió un aumento de sus reservas a fin de
garantizar su solvencia. Se estimuló la concesión de créditos
destinados a la inversión empresarial. Se promulgó además la Ley de
Obligaciones Federales con el fin de proteger a los inversores de
posibles fraudes. El dólar fue devaluado un 41% frente a otras monedas
extranjeras para facilitar la exportación de los productos americanos.
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Industrial
La National
Industrial Recovery Act de 1933 potenció las subvenciones
a la industria con el objetivo de estimular su recuperación. Se pusieron en
funcionamiento gigantescos proyectos de obras públicas (carreteras,
pantanos, etc) a través de la Publics Works Administration, WPA (1935).
Este organismo colaboró con la Tennessee Valley Authority (1933),
destinada a la colonización e industrialización del valle del río Tennessee,
iniciativa de una serie de empresas públicas por medio de las cuales se
construyeron embalses, centrales hidroeléctricas y se reforestaron extensas
áreas. Esta actividad dio empleo a más de 3 millones de trabajadores.
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Agrícola
A través de
la Agricultural Ajustment Act (AAA de 1933) se buscó la
recuperación del campo, siendo objetivo primordial la disminución de la producción,
ya que la sobreproducción que se arrastraba desde la década de los 20 había
hundido los precios y los beneficios de los agricultores. Esa
reducción se consiguió a cambio de una indemnización recibida por los
agricultores. El resultado que se obtuvo de la disminución de las cosechas
fue la subida de los precios. En tres años se consiguieron duplicar
las rentas agrarias.
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La
social
Intervino en
los siguientes campos
Laboral
Por medio de
la National Labor Relations Act se regularon las relaciones
entre patronos y obreros, reglamentando un salario mínimo y la jornada
horaria máxima. Con la disminución del paro, la fijación del salario mínimo y
la tendencia al alza de los sueldos, se creó una masa de asalariados
con cierto poder adquisitivo que multiplicó la demanda en unos momentos
en que la producción estaba muy necesitada de estímulos.
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Asistencial
Se impulsó
una legislación destinada a corregir las desigualdades sociales más
flagrantes del capitalismo. Mediante la Social Security Act, se
creó el primer sistema federal de seguro de desempleo y de pensiones.
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Balance del New Deal
Si bien los propósitos
del presidente Roosevelt de romper la tendencia recesiva se cumplieron, el
balance final de su plan no agotó la totalidad de los objetivos marcados.
· La actividad anterior a la crisis del 29 nunca llegó
a recuperarse, esto ocurrió cuando la intervención en la Segunda
Guerra Mundial obligó al país a poner en marcha toda su energía
productiva a fin de atender la demanda de bienes de guerra.
·
El aumento de
las inversiones públicas fue extraordinario, pero no fue
tan elevado en la iniciativa privada.
·
El paro
continuó siendo elevado. En 1937 afectaba a más
de 7 millones de ciudadanos.
· Alimentó las suspicacias de determinados sectores
económicos y políticos conservadores que veían en el New
Deal aspectos excesivamente "socializadores" que atentaban
contra la tradición americana de libre empresa. En este sentido,
algunas de las principales medidas que propuso Roosevelt (como la Agriculture
Adjustment Act) fueron anuladas por el Tribunal Supremo.
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Con todo, el New Deal palió los efectos de
la depresión, recuperó parte del empleo y creó un ambiente de optimismo,
inexistente desde el crack de 1929. Roosevelt, su impulsor, obtuvo la reelección
a la presidencia en varias ocasiones.
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La solución a
la crisis en Europa, surgimiento de los totalitarismpos
Alemania
La estrecha dependencia de la economía alemana respecto a la americana provocó que
fuese este país, junto con Estados Unidos, el más afectado por la crisis. El
desplome de la producción industrial, la ruina de los bancos, el gran número de desempleados,
generaron un ambiente de hostilidad
hacia los diferentes gobiernos de la República de
Weimar.
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En esencia lo que distinguió la gestión
económica de la Alemania
hitleriana fue el intervencionismo
del Estado, la planificación
(mediante planes cuatrienales) y el empeño en sacar adelante un ambicioso
programa de rearme. |
La imposibilidad de conseguir la autosuficiencia
total inspiró en Hitler la teoría del Espacio vital que en
conjunción con la política de rearme
desembocaría en la II
Guerra Mundial.
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Esta agresiva estrategia se debió en parte a la
necesidad de encontrar mercados
externos, algo que motivó igualmente la invasión japonesa de Manchuria.
Italia
La llegada de Benito
Mussolini al poder (1922) no
supuso el abandono automático del liberalismo, pero a partir de 1925 el duce
optó por el proteccionismo
y la concentración
industrial en grandes corporaciones dependientes del Estado. Pretendía con
ello un absoluto control
del gobierno sobre la industria,
la agricultura,
las finanzas y
las inversiones.
La búsqueda de la
autarquía, que perseguía la autosuficiencia
económica (batalla del trigo, 1925), fue una constante en su política
económica. En los años treinta la política autárquica se reforzó con el fin
de salvaguardar a Italia de la depresión internacional. Se acometieron grandes
obras públicas
(autopistas, electrificación ferroviaria, etc). De todos modos, la cifra de desempleados se
mantuvo elevada (1,3 millones de parados), descendiendo tan solo cuando la
movilización de tropas destinadas a la invasión
de Etiopía y la intesificación del rearme militar absorbieron el paro.
Esta política cosechó
importantes logros en el campo industrial, pero a costa de
altos costes
salariales y organizativos que
recayeron sobre los trabajadores. Éstos no pudieron agruparse para la defensa
de sus intereses en sindicatos
de clase, que fueron suprimidos y sustituidos por corporaciones de
militancia obligatoria. Dichas agrupaciones encuadraban a los obreros según
su actividad
(metalurgia, transportes, etc) y pretendían negar la lucha de clases, buscando
armonizar
los intereses de patronos y trabajadores en el seno de un sistema gremial
controlado por el Estado.
Socialmente
el régimen puso en marcha tibias medidas
de protección:
salario mínimo,
congelación de alquileres, asistencia
familiar, etc.
Las
soluciones en otros países
Una
mayoría de países aplicó fórmulas similares a las norteamericanas para salir
de la crisis, fundamentalmente las encaminadas a una creciente intervención
estatal en los asuntos económicos y a la salvaguardia de sus intereses
nacionales mediante el proteccionismo.
Gran
Bretaña
·
Aumento
salarial en un 15%, semana laboral de 40 horas.
·
Vacaciones
pagadas de 15 días.
·
Implantación
de los convenios colectivos.
Los
efectos se hicieron sentir en forma
de disminución del paro y en la reactivación del consumo.
En
materia internacional, el franco
se desvinculó del patrón oro y fue devaluado con el fin de favorecer las
exportaciones. En materia agrícola, se regularon los precios y
se intentó controlar la sobreproducción, también se articularon medidas para
mantener el poder adquisitivo de los agricultores. Estas maniobras se
planificaron y centralizaron a través del un organismo estatal: la
“Oficina Nacional del Trigo”.
EL FASCISMO
ITALIANO
El triunfo del
fascismo se explica por la decepción popular tras la 1GM.
Apoyado por
gran parte de la burguesía, los terratenientes y militares, Mussolini
emprendió una marcha sobre Roma en 1922 q acabó con la instauración de una
dictadura fascista. Se creó un Estado corporativo basado en un partido único
(partido Fascista) y el férreo control de la administración y los
trabajadores.
La autarquía
(autosuficiencia productiva)
El fascismo
económicamente impuso:
Control de la
economía capitalista por el estado (intervencionismo)
En sus
intervenciones internacionales el fascismo mostró una política muy agresiva
(invasión de Etiopía en 1935)
EL NAZISMO
ALEMÁN
Al término de
la 1GM Alemania pasó de ser imperio a ser república democrática (Rep. De
Weimar).
Pero el
desencanto del pueblo alemán por la derrota en la 1GM acabaron provocando el
ascenso al poder del nazismo (fascismo alemán) liderado por Adolf Hitler. Q
llega al poder por democracia y la sustituye por una dictadura con estas
características: partido único, poder casi absoluto al máximo dirigente o
Fuhrer nacionalismo exacerbado, autarquía, intervencionismo,...) La única
gran diferencia con la dictadura de Mussolini era el antisemitismo (odio
hacia los judíos)
Alemania
empieza con su expansionismo y provoca la 2GM.
Mussolini y Hitler
La postguerra italiana y los orígenes del fascismo.
Italia después de la 1ª
Guerra Mundial estaba empeñada con EE.UU. y Gran Bretaña. Mientras sucede un
reajuste en las fábricas, están paradas lo que produce paro y la inflación es
inalcanzable lo que da un ambiente de malestar tremendo y se le echa la culpa
al gobierno y como es moderado la gente se tira a los extremos, creciendo el
partido socialista, donde sucede una escisión, se separaron los socialistas
revisionistas y los comunistas. Éstos crecieron mucho e Italia pensaba que le
habían tomado el pelo y no les compensaba lo que había ganado en la guerra.
Ganaron Tristia, Trentino y Trieste y algunos puntos en el mar Adriático, fue
cuando surgió en el nacionalismo el odio a los antiguos compañeros.
Los tratados de paz de
1919 no habían concedido a Italia todo lo que los aliados le prometieron en
1915 para lograr que participara en la guerra. La sensación de frustración
por lo que los italianos consideraban una “victoria mutilada” despertó la
indignación de los nacionalistas. En este ambiente de exaltado nacionalismo,
los arditti, jóvenes excombatientes ultranacionalistas, dirigidos por el
poeta Gabriele D'Annunzio ocupan la ciudad de Fiume, en 1919. Pero tienen que
abandonarla al aplicar los aliados el principio wilsoniano de la
autodeterminación (Tratado de Rapallo de 1921).
Además del descontento
por los tratados de paz, tres hechos sobresalen en la crítica situación
interna de Italia tras la guerra:
La grave crisis
inflacionista que sume a la economía italiana, sobre todo, a raíz de la
crisis de reconversión de 1920-1921 en graves dificultades: cierre de
industrias improvisadas durante la guerra, alza del coste de la vida y
elevado número de parados.
La crisis económica se
complica por la agitación social que tiene su origen tanto en la movilización
y ocupación de fábricas por los obreros ante la angustia del paro y la
inflación.
La sucesión de crisis
ministeriales.
Paralelamente, los
partidos políticos preocupados por sus luchas internas no
reparan en la
peligrosidad del naciente fascismo.
El Partido Socialista se
halla dividido.
Mussolini y la destrucción de la democracia en Italia.
Para comprender el
fascismo hay que conocer la personalidad de Mussolini. Su
padre era socialista y le
puso de nombre Benito por el socialista Benito Juárez, estudió magisterio
pero fue un desastre.
Ingresa en el Partido
Socialista en 1900 y dirige su periódico Avanti hasta ser expulsado del partido al apoyar la intervención de
Italia en la guerra. Tras romper con los socialistas, funda su propio
periódico Il Popolo d'Italia.
En marzo de 1919 funda en
Milán los fasci italiani di combattimento. Su núcleo principal lo forman
excombatientes, socialistas renegados, anarcosindicalistas, cuyo denominador
común es el extremismo y la vilencia. Los fascios era un partido paramilitar:
no tienen nada que ver con el ejército.
Las ocupaciones de
fábricas en el norte de Italia que el gobierno de Unión Nacional de Giolitti
es incapaz de evitar, son contestadas ya por una ofensiva fascista que se
extiende por toda Italia. Así, en octubre de 1920, comienza la ascensión del
fascismo a pesar de que en las elecciones sacan pocos escaños.
Giolitti dimite. Hasta
octubre de 1922 se suceden varios gobiernos inestables lo que envalentona a
Mussolini y a los fascistas cuyas acciones se realizan, en ocasiones, con
material cedido por el ejército. Por su parte, la policía y la justicia se
muestran benevolentes con la violencia fascista que encuentra la simpatía
cuando no el apoyo de terratenientes e industriales ante el temor de una
revolución de izquierdas.
Hay una huelga general el
1 de agosto de 1922. Los fascistas por medio de su plana mayor lanzan un
ultimátum al gobierno y a los huelguistas, mientras el sindicato fascista
crece. La cosa estaba para un Golpe de Estado.
La enérgica actuación de
los fascistas les presenta ante buena parte de la sociedad italiana como
defensores del orden. En octubre de 1922 se reúne el Consejo del P.N.F. (Partido
Nacional Fascista) en Nápoles y comienzan los preparativos de la “marcha a
Roma”, dirigida por los cuatro símbolos de los apoyos iniciales del fascismo:
el Ejército, los propietarios rurales, los escuadristas y el sindicato
fascista. Su objetivo es “convencer” al Rey para que acepte que Mussolini
forme gobierno.
Víctor Manuel III,
impresionado por la movilización fascista, poco proclive al parlamentarismo,
temeroso de los socialistas y receloso, por la tradición familiar del
Resorgimento, de los popolari, le pareció que recurrir a Mussolini podría ser
una buena solución. Además, la presión de la patronal italiana -cofindustria-
y del Ejército que expuso su temor a una guerra civil, le llevaron a no
sancionar el estado de sitio que le reclamaba el primer ministro Facta. Facta
y su gobierno luego dimitirían.
El 29 de octubre, el Rey
decide confiar a Mussolini la formación de un nuevo gobierno. Éste actúa
hábilmente dando cuatro carteras ministeriales a los popolari, mientras que
los fascistas ocupan tan sólo dos carteras -Justicia y Finanzas-.
El fascismo en el poder.
Mussolini para asegurarse
la mayoría, hace una nueva ley electoral por la que la lista del partido que
consiguiese una mayoría relativa del 25% de los sufragios se le atribuían dos
tercios de los escaños, así que Mussolini sacó el 65% de los escaños.
Pero la oposición
debilitada era aún fuerte para dejar oir su voz y la libertad de prensa
pervivía. Mateotti, secretario del grupo parlamentario socialista, con una
documentación irreprochable, denuncia las graves violencias fascistas contra
la libertad de voto en las elecciones de 1924 y exige su anulación. A pesar
de las sospechas, el Gobierno niega su implicación. El affaire Mateotti pudo
haber puesta fin a la dictadura fascista. La oposición hace una llamada a la
nación y reclama al Rey la aclaración de los sucedido, la vuelta a las normas
constitucionales y la abolición de la milicia fascista. Una vez más Víctor
Manuel antepone sus temores al bolchevismo, al interés de la justicia y la salvación
del estado democrático.
El abandono de la Cámara
por parte de la mayoría de los diputados de la oposición -retirada del
Aventino-, con la pretensión de que el Rey destituyera a Mussolini pone en
manos de los fascistas las instituciones. A partir de 1925, da comienzo ya la
institucionalización del Estado totalitario en su fase ascendente
(1926-1936). Mussolini anuncia su propósito de “fascistizar” Italia y recibe
de una Cámara en manos de los fascistas poderes muy concentrados.
Eliminada la oposición,
suprimida la libertad de prensa y de reunión, comienza la represión y
persecución -con registros domiciliarios- de los políticos no fascistas. En
1926 los poderes legislativos del Duce son ampliados y legisla mediante
decretos-leyes al margen de la Cámara. El mismo año establece la Ley de
defensa del Estado y crea un Tribunal especial para juzgar delitos políticos
y una nueva policía, la OVRA (Organización para la Vigilancia y la Represión
del Antifascismo).
El Partido Fascista, a
pesar de que incrementa su influencia, es despojado de poder político y
reducido a mero órgano burocrático de propaganda y encuadramiento de masas.
El poder reside sólo en el Duce, asistido por el Gran Consejo Fascista que,
desde 1928, es el órgano constitucional supremo y el que decide la
composición de la Cámara de diputados. El Gran Consejo Fascista recibe el
derecho de nombrar sucesor al Duce y aunque supeditado a él, en 1943 le
derrocó.
Simultáneamente a la
instauración del Estado totalitario que aspira a controlar todas las organizaciones
sociales bajo el principio de la colaboración de clases, se establece el
sistema corporativo.
Con la Carta del Trabajo
(1927) quedaba formado el Estado corporativo, regulador y legislador único de
la actividad económica, subordinando la iniciativa privada al interés
general. En su seno, las corporaciones unificaban a los representantes de la
empresa y de los sindicatos para supuestamente organizar la economía, pero
esto era una simple fachada para el creciente intervensionismo autoritario del
Estado fascista en la economía.
En el plano educativo y
cultural, el fascismo trata de extender sus brazos. La reforma escolar de
Gentile en 1923 acentúa la orientación cultural greco-latina, dejando en
segundo término los aspectos técnicos.
Además de la fascistización
de las instituciones políticas y de la economía, y de la identificación
Estado-PNF y del control de la enseñanza, se regula el ocio de los niños y
jóvenes encuadrándoles en las organizaciones fascistas (Balillas y grupos
Universitarios Fascistas) y de los adultos (Opera Nazionale Dopolavoro).
La conciliación con la
Santa Sede, los Pactos de Letrán (1929), dan prestigio al fascismo. La
situación de no reconocimiento del Estado italiano por la iglesia católica se
remonta a la llamada “cuestión romana” en 1870. El Tratado reconoce ahora la
soberanía del Papa sobre la ciudad del Vaticano y se le indemniza por la
pérdida de los Estados de la Iglesia. No obstante, se fue abriendo un foso
entre las tendencias autoritarias del Duce y la Iglesia en las cuestiones de
familia, enseñanza y religión. La encíclica Non abbiamo bisogno de Pio XI
critica duramente al fascismo. A pesar de ello, desde 1931 se llega a un
compromiso y las relaciones son concretas.
El Estado
totalitario-corporativo italiano inaugura la política intervensionista en la
economía. A raíz de la crisis de 1929 se emprende un programa de autarquía y
de relanzamiento de la industria militar. En el camino hacia la puesta en
práctica de la autarquía nos
encontramos con tres fases:
La primera pretende la
reducción de las importaciones, el fortalecimiento de la moneda y el aumento
de la producción. Se acomete lo que el propio Mussolini denominó las “grandes
batallas”. La del trigo es una de las más significativas. Se trataba de evitar
las importaciones aumentando la producción, mediante la extensión de las
zonas cultivadas. La batallas de la lira consistía en revaluarla, lo que
resultaría negativo para las industrias de exportación y los trabajadores.
Por último, las grandes obras públicas que, además de contribuir a la
exaltación del régimen, modernizaron las comunicaciones y una política
urbanística de arquitectura colosal.
En la segunda fase, a
partir de 1932-1933, con la presión de la crisis mundial, la intervención se
hace más directa.
La tercera fase. A raíz
de las sanciones impuestas a Italia por la invasión de Abisinia (Etiopía).
La república de Weimar: dificultades políticas y
económicas.
El difícil nacimiento de
la república de Weimar.
1918: a la derrota en la
1ª Guerra Mundial se une la caída del poder imperial que abre una nueva
etapa, la cual debía ser la democracia. Ésta encuentra dos problemas:
1- Difícil situación
económica en la postguerra.
2- Lucha interior contra
el impulso revolucionario.
Orígenes y fracaso del movimiento revolucionario
(1918-1919).
La revolución estalla en
un principio sin motivos políticos, que se unen cuando
se proclama la República
en Berlín.
Surgen tendencias
contraria respecto al régimen que debía salir con la revolución:
Ebert (socialista revisionista y judío,
Hitler le tomó manía) y los socialistas moderados: régimen creado por el
gobierno.
Izquierda: dictadura del proletariado
mediante “consejos de obreros” y “soviets” elegidos por el pueblo trabajador.
El aislamiento de este grupo hace fracasar la revolución.
La medida del gobierno de
Ebert permiten acabar con la revolución.
Institucionalización del nuevo régimen.
Elecciones y 1º gobierno.
Se celebran las
elecciones para la Asamblea Constituyente, triunfan el partido
del centro, los
social-demócratas y los demócratas que forman “la coalición de Weimar” aunque
mantienen la independencia de programas y líderes.
-El centro: partido de
procedencia social con creencias católicas.
-Social-demócrata
(D.D.P.): burgueses defensores del parlamentarismo. Fuera de la coalición, en
el ala izquierda, socialistas independientes y partido comunista; en el ala
derecha: partido populista y partido de la monarquía al igual que el grupo
conservador del partido nacional alemán.
El partido nazi no
interviene en las elecciones.
Triunfa Ebert como
presidente de la República.
La constitución de Weimar.
Resultó ser un modelo de
contradicciones, lo que la llevó al fracaso.
Características:
-El estado es una
democracia parlamentaria. “El poder político emana del pueblo”.
-Reconocimiento de
derechos individuales tradicionales y de los derechos sociales.
-El Estado tendrá una
estructura federal.
-Dos cámaras: Reichstag o
cámara baja (legisla, aprueba el presupuesto del Estado y controla al
gobierno) y Reichsrat o cámara alta (representa a los estados miembros de la
federación).
-El presidente de la
República, elegido por sufragio universal goza de amplios poderes: disolver
el Reichstag, nombra al canciller y a los ministros, etc... Esto muestra dos
expresiones de soberanía popular que son independientes y puede entrar en
conflicto.
La fragilidad del régimen
se muestra en la naturaleza de la constitución. Esta debilidad de la
estructura y del parlamentarismo fue aprovechada por el partido nazi.
Ascenso y triunfo del nacionalsocialismo.
-El surgimiento del
nacionalsocialismo:
Enero de 1919 se funde el
Partido Obrero Alemán (DAP). Meses después Hitler se afilia al partido al que
en 1920 se incorporan los nazis de Munich. En el mismo año, ya bajo la
influencia notable de Hitler, se aprueba el programa de “25 puntos” y el
partido pasa a denominarse Partido Obrero Nacionalsocialista Alemán (NSDAP) o
abreviadamente “nazi”.
A semejanza del fascismo
italiano aboga por un Estado nacional fuerte que reconcilie a todas las
clases sociales y suprima la lucha de clases mediante “ un socialismo
nacional” con ciertos elementos anticapitalistas que atraigan a las clases
medias. Sin embargo, el nacionalsocialismo tiene como idea motriz la
preservación de la pureza racial (la aria) y la extirpación de los enemigos
de Alemania: los demócratas, los marxistas y los judíos. Asimismo, rechaza
los Tratados de Versalles y de Saint-Germain; persigue la unión de todos los
alemanes en una Gran Alemania dotada de un “espacio vital” para el
desenvolvimiento del pueblo alemán y también el proyecto Anchluss para unir
Austria y Alemania. Fracasado el intento de golpe de Estado (el putsch de la
cervecería), Hitler escribe en prisión su libro-programa Mi lucha (Mein
Kampf). Al salir de la cárcel militar a finales de 1924, prepara de forma
metódica la conquista del poder. Reconstituye el partido, le impone una
férrea disciplina y le dota de una gran capacidad propagandística. La
burguesía empieza a financiarle y dijo que no quería ningún punto socialista
y las ideas socialistas las dejaron en nada. Tenía un problema, fundó las
S.A. y cuando salió se encontró con su jefe, Strasser, que tenía dos ideas:
aferrarse a los puntos socialistas y querer que cuando ganara el partido los homologasen
y fundasen con el ejército. Estas ideas eran contrarias a Hitler.
Así que iba a fundar otro
grupo para acabar con la S.A. y fundó las S.S. cuyo jefe era Wille Zur Match.
En las primera elecciones los nazis sacaron muy poco.
Los extremos no se comían
ni una rosca. Los años 1924-1928 confieren cierta estabilidad. La situación
de la República mejora tanto en el interior -estabilización del marco, plan
Dawes que hizo para lograr los pagos (obra de Dawes), evacuación del Ruhr,
reactivación económica- como en el exterior- reconciliación franco-alemana,
pacto de Locarno, ingreso en la SDN-.
El régimen democrático
parecía apuntalado bajo los gobiernos moderados -Centro católico y
socialdemócratas-. En 1929 sucede el crack de Wall Street.
En 1931, la crisis
económica está en su apogeo, producto del crack, y el espectro del paro y del
hambre se cierne sobre Alemania.
Se presenta Hitler como
candidato a la presidencia de la República en 1932, frente al mariscal Von
Hindenburg, presidente de la misma desde la muerte de Ebert en 1925. Resulta
elegido Hindenburg frente a la candidatura de Hitler.
Las batallas callejeras
entre las organizaciones paramilitares de los nazis (SA y SS), de los
nacionalistas y de los comunistas se suceden.
El 30 de enero de 1933,
Hindenburg bajo la presión de sus más íntimos consejeros, nombra canciller a
Hitler que forma un gobierno de todas las fuerzas políticas que le han
apoyado y en el sólo hay dos ministros nazis, Goering y Frick.
Con insultada rapidez
Hitler implanta, desde la legalidad, su dictadura totalitaria, entre febrero
de 1933 y agosto de 1934. Aprovechando el famoso incendio del Reichstag
(cámara baja) -falsamente atribuido a un complot comunista- en febrero de
1933, suspende las garantías constitucionales. Por la Ley de Defensa del
Pueblo y del Estado, el poder legislativo es asumido por el ejecutivo.
Hitler forma un gobierno
más homogéneo e incorpora a Goebbels al nuevo Ministerio para la “Educación
del Pueblo y la Propaganda” y con él controlar los medios de comunicación y
galvanizar al pueblo alemán según sus directrices. Días más tarde, por la Ley
de Reorganización de la Burocracia quedan excluidos de la administración los
que nos sean adictos al régimen y los no arios. Se suspenden las autonomías
de los Estados (Länder) y por la Ley de Unificación son prohibidos los
partidos políticos y los sindicatos, y el NSDAP se convierte en el partido
único del Reich.
En agosto de 1933, Hitler
anuncia el nacimiento del Tercer Reich y simultáneamente Alemania abandonará
la SDN.
En enero de 1934, Hitler
queda autorizado a modificar la Constitución y, finalmente, a la muerte de
Hindenburg en agosto de 1934, respaldado por los círculos industriales y el
ejército y con un Reichstag con representantes nazis, asocia a su persona la
Chancillería y la presidencia del Reich. El Estado totalitario se hallaba
firmemente asentado.
A partir de este momento,
la influencia del nazismo se afianza entre todas las clases sociales. El
ejército, remiso al principio a los nazis, consintió a los deseos del Führer
tras la “noche de los cuchillos largos”. En esa noche, la vieja tirantez de
la SA y el mando del partido, y entre las SA y el ejército, se resolvió
cuando Hitler dispuso el fusilamiento de Roehm y otros jefes de las SA. Los
viejos adversarios de Hitler son asesinados, arrancando de cuajo toda
oposición. El ejército, cómplice de los acontecimientos, se convierte en uno
de los puntales del totalitarismo hitleriano.
En abril de 1933, la
creación de la GESTAPO (Policía Secreta del Estado, mandada por Himmler)
completa los resortes del control ideológico. La policía nazi de hacer de la
educación un instrumento de su dominación totalitaria se plasma en la
manipulación de asignaturas que convenientemente resaltan los valores
“étnicos “ y militares.
Durante 1938, estando ya
funcionando en secreto los campos de concentración para “reeducar a los
descarriados”, se agudiza la política antisemita iniciada con las leyes de
Nuremberg. En la “noche de cristal” se acusa a los judíos de haber asesinado
a un miembro de la embajada alemana, se destruyen 280 sinagogas y se detienen
a más de 20.000 judíos. Hasta 1944 se calcula que de 5 a 7 millones de
hombres, mujeres y niños judíos son asesinados en masa.
Mientras que en la Italia
fascista continúa la monarquía junto al régimen del Duce -con la posibilidad,
realizada en 1943, de la destitución de Mussolini-, en Alemania, tras
abolirse la doble jefatura del Estado, se implanta una dictadura unitaria y
omnipotente.
El éxito económico nazi
en el aumento de la producción y la práctica desaparición del paro que en
1933 ascendía a casi 6 millones, supone la consolidación definitiva del
nazismo y hace olvidar al pueblo alemán los sacrificios impuestos por la
política de autarquía y de rearme y obras públicas.
El esfuerzo del régimen
nazi va dirigido a mantener un capitalismo controlado por el Estado pero sin
ninguna pretensión de socialización.
Rasgos
comunes, del fascismo y el nazismo.
A diferencia del
liberalismo y del marxismo que cuentan con una coherente exposición de
principios ideológicos, las doctrinas del fascismo y del nazismo se
configuran a la par que estos movimientos surgen con el propósito de alcanzar
el poder y establecer su sistema de dominación. No hay doctrina.
Una primera
característica es su exaltación del Estado, de un Estado omnipotente o
totalitario.
A ello, el
nacionalsocialismo o nazismo agrega la configuración de un Estado sustentado
en supuestos étnicos y racistas. Por ello, el fin supremo del Estado nazi es
la preservación de la pureza racial, la que justifica la política racista y
antisemita del Tercer Reich. Antiparlamentarismo bajo la dirección de un jefe
o caudillo -Duce (Mussolini), Führer (Hitler)- dotado de un poder
“carismático” y capaz de crear por sí sólo la voluntad nacional y de dirigirla
en beneficio de la colectividad insustituible.
Su odio febril a la
democracia y a sus manifestaciones más comunes, la libertad y la igualdad
políticas.
Así frente a la “falacia”
de la igualdad democrática, exhiben como ideal la dicotomía superiores-inferiores.
En el “código” social fascista el hombre es superior a la mujer, el militar
al civil, el miembro del partido al que no lo es, etc.
Se halla un imperialismo
militarista.
El dogmatismo de las
ideas y las intolerancia fundamentan la fe ciega en el caudillo.
Utilizan los símbolos y
los nuevos medios de propaganda de masas.
Existe un partido único.
Consolidación
de la Revolución rusa
El 28 de diciembre de 1922 en una
conferencia de delegaciones plenipotenciarias de la RSFS
de Rusia, RFSS de
Transcaucasia, la RSS de Ucrania y la RSS de Bielorrusia se aprobó el Tratado de Creación de la URSS y
la Declaración de la Creación de la URSS,[14]
formándose la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.[15]
Estos dos documentos fueron confirmados por el primer Congreso de los Sóviets
de la Unión Soviética y firmados por los cabezas de las delegaciones[16]
Mijaíl Kalinin, Mikha Tskhakaya, Mijaíl
Frunze y Grigory Petrovsky, y Aleksandr Chervyakov[17]
respectivamente el 30 de diciembre de 1922.
El 1 de febrero de 1924 la Unión
Soviética fue reconocida por el Imperio británico y en ese mismo año se aprobó
una Constitución soviética,
legitimando la unión de diciembre de 1922.
La reestructuración intensiva de la
economía, la industria y la política del país empezaron desde los primeros
días del poder soviético en 1917. Una gran parte se realizó según los
Decretos Iniciales Bolcheviques, documentos del Gobierno soviético, firmados
por Vladimir Lenin. Uno de los adelantos más
prominentes era el plan GOELRO, que propugnaba una reestructuración profunda de
la economía soviética basada en la electrificación total del país. El plan se
inició en 1920, desarrollándose durante un período de 10 a 15 años. Incluyó
la construcción de una red de 30 centrales eléctricas regionales, incluyendo
diez grandes centrales hidroeléctricas, y la electrificación de numerosas
empresas industriales.[] El Plan llegó a ser el
prototipo para el subsiguiente Plan Quinquenal finalizándose
prácticamente en 1931[.]
Stalin
(1927-1953)
Desde el comienzo de la Unión
Soviética su Gobierno estuvo basado en un unipartidismo
administrado por el partido bolchevique.[20]
Después de la política económica del comunismo de guerra llevada a cabo durante la
Guerra Civil, el Gobierno soviético permitió que algunas empresas privadas
coexistieran con la industria nacionalizada durante los años 1920. Del mismo
modo, el requisamiento total de los excedentes alimentarios en el campo fue
reemplazado por impuestos sobre los alimentos (véase Nueva Política Económica).
Los líderes soviéticos sostuvieron
que un Gobierno de un único partido era necesario para asegurar que la
"explotación capitalista" no volvería a la Unión Soviética y que
los principios del centralismo democrático representarían la
voluntad del pueblo. El debate sobre el futuro de la economía constituyó el
telón de fondo en la lucha por el poder que se desencadenó entre los líderes
soviéticos tras la muerte de Lenin en 1924. En un principio, Lenin iba a ser
reemplazado por un liderazgo colectivo compuesto por Grigori Zinóviev de Ucrania, Lev
Kámenev de Moscú, y Iósif
Stalin de Georgia.
El 3 de abril de 1922, Stalin fue
nombrado Secretario
General del Partido Comunista de la Unión Soviética y Lenin lo había
nombrado como jefe de Inspección de los Trabajadores y Campesinos, cargo que
le dio considerable poder de Stalin. Al consolidar gradualmente su influencia
y aislar o limitar a sus rivales dentro del partido, Stalin se convirtió en el
líder
indiscutido de la Unión Soviética y, a finales de la década de 1920,
había establecido un Gobierno totalitario.
En octubre de 1927, Grigori Zinóviev y León
Trotsky fueron expulsados del Comité
Central y obligados a exiliarse.
En 1928, Stalin introdujo el Primer Plan quinquenal destinado a construir una
economía socialista. Esto, a diferencia del internacionalismo expresado por Lenin y Trotski a
través del curso de la Revolución, apuntó al socialismo en un solo país. En la
industria, el Estado asumió el control de todas las empresas existentes y
emprendió un programa intensivo de industrialización y en la agricultura fueron
establecidas las granjas colectivas por
todas partes en el país.
Se produjeron hambrunas, causando
millones de muertes y los kulaks sobrevivientes fueron perseguidos y muchos enviados a
los Gulags a
realizar trabajos forzados.[21]
Los trastornos sociales continuaron a mediados de la década de 1930. La Gran Purga
de Stalin resultó en la ejecución de muchos "Viejos bolcheviques", que habían
participado en la Revolución de Octubre con Lenin. La cifra de muertos es
incierta, con una amplia gama de estimaciones. Según los archivos soviéticos
desclasificados, entre 1937 y 1938 la NKVD arrestó a más de
un millón y medio de personas, de las cuales fueron fusiladas 681.692 – un
promedio de 1.000 ejecuciones por día.[22]
El exceso de muertes durante la década de 1930 en su conjunto estaban en el
rango de 10 a 11 millones de personas.[23]
Pero a pesar de la confusión de mediados a finales de los años 1930, la Unión
Soviética desarrolló una poderosa economía industrial en los años precedentes
a la Segunda Guerra Mundial.
Los años treinta vieron la
cooperación más cercana entre los países occidentales
y la Unión Soviética, en 1933 se establecieron relaciones diplomáticas entre
los Estados Unidos y la URSS. Cuatro años más tarde, la URSS apoyó a la República Española en la Guerra civil española contra el golpe
de Estado de los sublevados, apoyados por la Italia
fascista y la Alemania Nazi. No obstante, después de que Gran
Bretaña y Francia
concluyesen los Acuerdos de Múnich con la Alemania
Nazi, la URSS realizó tratos con este último también, económicamente y
militarmente, concluyendo el Pacto Ribbentrop-Mólotov (pacto de no
agresión nazi-soviético), que permitió la ocupación de Lituania, Letonia, Estonia y la Invasión de Polonia en 1939. A finales de
noviembre en 1939, incapaz de forzar a Finlandia
en el acuerdo a mover su frontera 25 kilómetros de Leningrado
por medios diplomáticos, Stalin ordenó la invasión del país.
En el este, el ejército soviético
ganó varias batallas decisivas durante los enfrentamientos fronterizos con el
Imperio del Japón en 1938 y 1939. Sin embargo,
en abril de 1941, la URSS firmó el Pacto de Neutralidad con el Imperio del Japón, reconociendo la integridad
territorial de Manchukuo, un Estado títere japonés.
Participación
en la Segunda Guerra Mundial
Aunque se ha discutido si la Unión
Soviética tenía intención alguna de invadir Alemania, la propia Alemania una
vez que fue lo suficientemente fuerte,[24]
rompió el pacto de no agresión e invadió la Unión Soviética el 22 de junio de
1941, iniciando lo que se conocía en la URSS como la "Gran Guerra Patriótica". El Ejército
Rojo detuvo al aparentemente invencible ejército alemán en la Batalla de Moscú, con la ayuda de un invierno
inusualmente severo. La Batalla de Stalingrado, que duró desde
finales de 1942 hasta principios de 1943, asestó un duro golpe a los alemanes
del cual nunca se recuperaron completamente y los convirtió en un punto de
inflexión de la guerra. Después de Stalingrado, las fuerzas soviéticas
avanzaron a través de Europa del Este hasta Berlín
forzando la rendición de Alemania
en mayo de 1945. El ejército alemán sufrió el 80% de sus bajas militares en
el Frente Oriental.[25]
Desfile de la Victoria en
Moscú el 24 de junio de 1945, tras la victoria soviética sobre la Alemania
nazi en la Gran Guerra Patria.
El primer ministro soviético Iósif
Stalin, el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt y el primer ministro
británico Winston Churchill (de izquierda a derecha)
reunidos en Teherán en 1943.
Ese mismo año, la URSS, en el
cumplimiento de su acuerdo con los aliados en la Conferencia de Yalta, denunció el Pacto de
Neutralidad soviético-japonés en abril de 1945[26]
e invadió Manchukuo y otros territorios
controlados por Japón el 9 de agosto de 1945.[27]
Este conflicto terminó con una decisiva victoria soviética, que contribuyó a
la rendición incondicional de Japón y al fin de
la Segunda Guerra Mundial.
La Unión Soviética sufrió enormemente
durante la guerra, perdiendo aproximadamente 27 millones de personas.[28]
A pesar de ello, surgió del conflicto como una superpotencia militar. Una vez que
negó el reconocimiento diplomático del mundo
occidental, la Unión Soviética tuvo relaciones oficiales con
prácticamente todas las naciones en la década de 1940. Como miembro de las Naciones
Unidas durante su fundación en 1945, se convirtió en uno de los cinco
miembros permanentes del Consejo de seguridad de
la ONU, que le dio el derecho de veto a cualquiera de
sus resoluciones (véase Unión Soviética y las Naciones
Unidas).
La Unión Soviética mantuvo su estatus
como una de las dos superpotencias del mundo durante cuatro décadas a través
de su hegemonía en Europa oriental, derivada de su fuerza militar, su fuerza
económica, su ayuda a países en vías de desarrollo y de
sus investigaciones científicas, especialmente en tecnología espacial y
armamento.
Inicio
de la Guerra Fría
Los misiles balísticos nucleares R-12 soviéticos en un
desfile militar en la Plaza Roja, a finales de la década de 1950.
Durante la posguerra inmediata, la
Unión Soviética reedificó y expandió su economía, al mantener su control
estrictamente centralizado. La Unión Soviética ayudó la reedificación de los
países de Europa del Este en la posguerra, mientras los
conviertía en Estados satélite y los unía en una alianza
militar, al fundar el Pacto de Varsovia en 1955 y el Consejo de Ayuda Mutua Económica
o COMECOM de 1949 a 1991, este último fue un equivalente a la Comunidad Económica Europea.[29]
Más tarde, el COMECOM suministró ayuda a la eventual victoria del Partido Comunista de China y vio
crecer su influencia en otras partes del mundo. Ante el temor de sus
ambiciones, los aliados durante la Segunda Guerra de la Unión Soviética, el Reino
Unido y los Estados Unidos, se convirtieron en sus enemigos y
en la subsiguiente Guerra Fría, los dos bloques se enfrentaron
indirectamente utilizando la mayor parte de sus fuerzas.
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