miércoles, 15 de febrero de 2012


Período de entreguerras


El período de entreguerras abarca un periodo comprendido entre el final de la Primera Guerra Mundial en 1918 y el inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939. Fueron dos décadas marcadas por el cambio radical de la relación entre las fuerzas internacionales, la revolución rusa,  la paz de Versalles y la creación de la Sociedad de Naciones y su fracaso,  la consolidación de los regímenes autoritarios, los avances técnicos, el marcado contraste entre un enorme desarrollo del capitalismo, en los años 20 y su mayor crisis económica en los años 30.

Estados Unidos se había convertido en la mayor potencia económica, se  vivieron momentos de gran desarrollo económico. Este periodo es conocido como los felices años veinte.

Los primeros años de la posguerra estuvieron marcados por la dificultosa aplicación de los tratados de paz de 1919. Sin embargo, la segunda mitad de los años veinte abrió un período de concordia internacional que ilusionó a los contemporáneos.  La depresión de 1929 y el ascenso de Hitler al poder demostraron el carácter efímero de este tiempo de armonía. Los años treinta prepararon el camino a una segunda y aun más destructiva conflagración mundial.

Alemania nunca acepto de iure el Tratado de Versalles. Dos aspectos eran especialmente insoportables para el gobierno y la opinión pública alemana: el pago de reparaciones de guerra como país responsable del conflicto y las pérdidas territoriales acordadas en Versalles, muy especialmente las de la frontera oriental. Alemania, desde un principio, centrará sus objetivos exteriores en conseguir la revisión del diktat, la imposición, de Versalles y en evitar el cumplimiento de sus onerosas condiciones.

Los tratados firmados tras la Conferencia de París no sirvieron para crear un marco de estabilidad internacional. En un contexto de graves dificultades económicas, la situación política mundial se caracterizó por la existencia de múltiples conflictos pendientes, la dificultad en la aplicación de los tratados y la segura aparición de importantes tensiones internacionales.

El nacimiento de la Sociedad de Naciones


La Sociedad de Naciones, el sueño del presidente norteamericano, Woodrow Wilson, nació en la Conferencia de París. Una gran instancia internacional en la que se discutieran los grandes problemas y se solventaran pacíficamente los conflictos. Por fin, los principales países del planeta se habían puesto de acuerdo para crear una Sociedad que tuviera como fin resolver los contenciosos entre los estados.

El artículo 10 resumía este objetivo:

"Los miembros de la Sociedad se comprometen a respetar y mantener contra toda agresión exterior la integridad territorial y la independencia política presente en todos los miembros de la Sociedad. En caso de agresión de amenaza o de peligro de agresión, el Consejo determinará los medios para asegurar el cumplimiento de esta obligación."

Muy pronto, sin embargo, se vino abajo el sueño. La Sociedad de Naciones tomó pronto el aspecto de una sociedad de vencedores: a la negativa a aceptar el ingreso de Alemania y la Rusia soviética, se le unió la renuncia norteamericana a participar en el gran proyecto que había diseñado su presidente. Sólo Gran Bretaña y Francia se mantuvieron en una asociación que se reveló como inoperante. La ausencia de potencias clave en el concierto mundial y la carencia de medios militares y económicos para hacer aplicar sus resoluciones nos explican la escasa incidencia de la labor de la Sociedad de Naciones en las relaciones internacionales.



Los "felices años veinte"

La reactivación iniciada en Estados Unidos en 1922 fue algo más tardía en Europa (1924). Surge una etapa de expansión económica Abrió las puertas a una etapa expansiva de la economía mundial que propició un clima de euforia y ciega confianza en el sistema capitalista.


Los felices años veinte
Los Estados Unidos se convirtieron en la locomotora de la economía mundial. El modelo de vida americano fue exportado por todo el mundo.



Se trataba del "american way of life" que rápidamente sedujo a los europeos, cimentado en el consumo individual de bienes (automóviles, teléfonos, electrodomésticos), impulsado por la publicidad y sostenido por un crédito fácil y las ventas a plazos.



Los espectáculos de masas (cine, deportes, cabarets, teatro), el interés por la alta costura, las nuevas corrientes musicales (jazz, charleston, blues) se conviertieron en objetos de consumo y alimentaron a toda una industria que hasta entonces no había sido significativa (Hollywood, discográficas, moda, etc.).



La prensa conoció un gran esplendor, proliferaron las revistas especializadas, las deportivas, las dedicadas a la mujer. Fenómeno destacado fue el de la radio, cuyas ondas se difundieron por campos y ciudades y comenzó a utilizarse como excelente instrumento de publicidad. Al final de la década existían casi 14 millones de receptores en Estados Unidos.

El Crack de la Bolsa de Nueva York de octubre de 1929 inauguró una etapa marcada por una profunda recesión que se extendió a lo largo de la de la década de los Treinta y que tuvo serias repercusiones no sólo en el ámbito económico, sino también en el social y político. Supuso un importante bache en la producción, desajustes en el mercado laboral y contribuyó a la exaltación del ultranacionalismo y autoritarismo fascistas.

El desplome de Wall Street fue provocado por una serie de causas gestadas tiempo antes y que perturbaron fuertemente la economía norteamericana:





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Derrotados los republicanos en las elecciones de 1932, el nuevo presidente, el demócrata F. D. Roosevelt diseñó una serie de medidas tendentes a resolver la grave depresión en que se encontraba sumida la economía norteamericana.

Parados durante la crisis de los años 30


Las disposiciones que implementó durante los primeros cien días de su mandato tuvieron continuidad a lo largo de varios años y recibieron el nombre de “New Deal” ("Nuevo trato o nuevo reparto"). Las actuaciones se encaminaron a poner fin a la postración de los más de 12 millones de parados estadounidenses. Para ello consideró prioritario fomentar la demanda e incrementar el consumo como medios para reactivar la producción.

Dos fueron las vertientes esenciales del New Deal:

La económica

Abordó los siguientes problemas:

Financiero
Se potenció un mayor control del Estado sobre los bancos (Banking Act de 1933), y se exigió un aumento de sus reservas a fin de garantizar su solvencia. Se estimuló la concesión de créditos destinados a la inversión empresarial. Se promulgó además la Ley de Obligaciones Federales con el fin de proteger a los inversores de posibles fraudes. El dólar fue devaluado un 41% frente a otras monedas extranjeras para facilitar la exportación de los productos americanos.



Industrial
La National Industrial Recovery Act de 1933 potenció las subvenciones a la industria con el objetivo de estimular su recuperación. Se pusieron en funcionamiento gigantescos proyectos de obras públicas (carreteras, pantanos, etc) a través de la Publics Works Administration, WPA (1935). Este organismo colaboró con la Tennessee Valley Authority (1933), destinada a la colonización e industrialización del valle del río Tennessee, iniciativa de una serie de empresas públicas por medio de las cuales se construyeron embalses, centrales hidroeléctricas y se reforestaron extensas áreas. Esta actividad dio empleo a más de 3 millones de trabajadores.





Agrícola
A través de la Agricultural Ajustment Act (AAA de 1933) se buscó la recuperación del campo, siendo objetivo primordial la disminución de la producción, ya que la sobreproducción que se arrastraba desde la década de los 20 había hundido los precios y los beneficios de los agricultores. Esa reducción se consiguió a cambio de una indemnización recibida por los agricultores. El resultado que se obtuvo de la disminución de las cosechas fue la subida de los precios. En tres años se consiguieron duplicar las rentas agrarias.



La social

Intervino en los siguientes campos

Laboral
Por medio de la National Labor Relations Act se regularon las relaciones entre patronos y obreros, reglamentando un salario mínimo y la jornada horaria máxima. Con la disminución del paro, la fijación del salario mínimo y la tendencia al alza de los sueldos, se creó una masa de asalariados con cierto poder adquisitivo que multiplicó la demanda en unos momentos en que la producción estaba muy necesitada de estímulos.





Asistencial
Se impulsó una legislación destinada a corregir las desigualdades sociales más flagrantes del capitalismo. Mediante la Social Security Act, se creó el primer sistema federal de seguro de desempleo y de pensiones.



Balance del New Deal

Si bien los propósitos del presidente Roosevelt de romper la tendencia recesiva se cumplieron, el balance final de su plan no agotó la totalidad de los objetivos marcados.
·       La actividad anterior a la crisis del 29 nunca llegó a recuperarse, esto ocurrió cuando la intervención en la Segunda Guerra Mundial obligó al país a poner en marcha toda su energía productiva a fin de atender la demanda de bienes de guerra.
·                     El aumento de las inversiones públicas fue extraordinario, pero no fue tan elevado en la iniciativa privada.
·                     El paro continuó siendo elevado. En 1937 afectaba a más de 7 millones de ciudadanos.
·  Alimentó las suspicacias de determinados sectores económicos y políticos conservadores que veían en el New Deal aspectos excesivamente "socializadores" que atentaban contra la tradición americana de libre empresa. En este sentido, algunas de las principales medidas que propuso Roosevelt (como la Agriculture Adjustment Act) fueron anuladas por el Tribunal Supremo.



Con todo, el New Deal palió los efectos de la depresión, recuperó parte del empleo y creó un ambiente de optimismo, inexistente desde el crack de 1929. Roosevelt, su impulsor, obtuvo la reelección a la presidencia en varias ocasiones.

La solución a la crisis en Europa, surgimiento de los totalitarismpos

Alemania

La estrecha dependencia de la economía alemana respecto a la americana provocó que fuese este país, junto con Estados Unidos, el más afectado por la crisis. El desplome de la producción industrial, la ruina de los bancos, el gran número de desempleados, generaron un ambiente de hostilidad hacia los diferentes gobiernos de la República de Weimar.





En esencia lo que distinguió la gestión económica de la Alemania hitleriana fue el intervencionismo del Estado, la planificación (mediante planes cuatrienales) y el empeño en sacar adelante un ambicioso programa de rearme.




La intervención estatal en sectores estratégicos de la economía (industria química, etc.), la inversión en grandes obras públicas (autopistas, canales, etc.) y el programa de rearme sirvieron para abasorber la mano de obra en paro. Éste comenzó a descender aceleradamente desde 1933. La perjudicada fue la industria de bienes de consumo.





La imposibilidad de conseguir la autosuficiencia total inspiró en Hitler la teoría del Espacio vital que en conjunción con la política de rearme desembocaría en la II Guerra Mundial.  



Esta agresiva estrategia se debió en parte a la necesidad de encontrar mercados externos, algo que motivó igualmente la invasión japonesa de Manchuria.
Italia
La llegada de Benito Mussolini al poder (1922) no supuso el abandono automático del liberalismo, pero a partir de 1925 el duce optó por el proteccionismo y la concentración industrial en grandes corporaciones dependientes del Estado. Pretendía con ello un absoluto control del gobierno sobre la industria, la agricultura, las finanzas y las inversiones.
La búsqueda de la autarquía, que perseguía la autosuficiencia económica (batalla del trigo, 1925), fue una constante en su política económica. En los años treinta la política autárquica se reforzó con el fin de salvaguardar a Italia de la depresión internacional. Se acometieron grandes obras públicas (autopistas, electrificación ferroviaria, etc). De todos modos, la cifra de desempleados se mantuvo elevada (1,3 millones de parados), descendiendo tan solo cuando la movilización de tropas destinadas a la invasión de Etiopía y la intesificación del rearme militar absorbieron el paro.
Esta política cosechó importantes logros en el campo industrial, pero a costa de altos costes salariales y organizativos que recayeron sobre los trabajadores. Éstos no pudieron agruparse para la defensa de sus intereses en sindicatos de clase, que fueron suprimidos y sustituidos por corporaciones de militancia obligatoria. Dichas agrupaciones encuadraban a los obreros según su actividad (metalurgia, transportes, etc) y pretendían negar la lucha de clases, buscando armonizar los intereses de patronos y trabajadores en el seno de un sistema gremial controlado por el Estado.
Socialmente el régimen puso en marcha tibias medidas de protección: salario mínimo, congelación de alquileres, asistencia familiar, etc.
Las soluciones en otros países
Una mayoría de países aplicó fórmulas similares a las norteamericanas para salir de la crisis, fundamentalmente las encaminadas a una creciente intervención estatal en los asuntos económicos y a la salvaguardia de sus intereses nacionales mediante el proteccionismo.
Gran Bretaña
La adopción de disposiciones tales como el abandono del patrón oro (1931) y la devaluación de la libra esterlina, las cargas impuestas a las importaciones procedentes del exterior no colonial y la intensificación de las relaciones (acuerdos de Ottawa de 1932) con su Imperio (Commonwealth), contribuyeron a la recuperación de la economía británica.

Los niveles de producción de 1929 se restablecieron en 1935.
Francia
Hasta el triunfo del Frente Popular, las actuaciones gubernamentales para salir de la crisis fueron fundamentalmente de carácter deflacionista con el consiguiente coste económico y social para los trabajadores (disminución salarial, control del crédito, etc).



El gobierno del Frente Popular dirigido por León Blum cambió el rumbo de la política económica expresada a través de los “Acuerdos de Matignon” (1936). En ellos se pusieron en práctica disposiciones de un gran calado social:
·         Aumento salarial en un 15%, semana laboral de 40 horas.
·         Vacaciones pagadas de 15 días.
·         Implantación de los convenios colectivos.
Los efectos se hicieron sentir en forma de disminución del paro y en la reactivación del consumo.
En materia internacional, el franco se desvinculó del patrón oro y fue devaluado con el fin de favorecer las exportaciones. En materia agrícola, se regularon los precios y se intentó controlar la sobreproducción, también se articularon medidas para mantener el poder adquisitivo de los agricultores. Estas maniobras se planificaron y centralizaron a través del un organismo estatal: la “Oficina Nacional del Trigo”.
EL FASCISMO ITALIANO
El triunfo del fascismo se explica por la decepción popular tras la 1GM.
Apoyado por gran parte de la burguesía, los terratenientes y militares, Mussolini emprendió una marcha sobre Roma en 1922 q acabó con la instauración de una dictadura fascista. Se creó un Estado corporativo basado en un partido único (partido Fascista) y el férreo control de la administración y los trabajadores.
La autarquía (autosuficiencia productiva)
El fascismo económicamente impuso:
Control de la economía capitalista por el estado (intervencionismo)
En sus intervenciones internacionales el fascismo mostró una política muy agresiva (invasión de Etiopía en 1935)

EL NAZISMO ALEMÁN
Al término de la 1GM Alemania pasó de ser imperio a ser república democrática (Rep. De Weimar).
Pero el desencanto del pueblo alemán por la derrota en la 1GM acabaron provocando el ascenso al poder del nazismo (fascismo alemán) liderado por Adolf Hitler. Q llega al poder por democracia y la sustituye por una dictadura con estas características: partido único, poder casi absoluto al máximo dirigente o Fuhrer nacionalismo exacerbado, autarquía, intervencionismo,...) La única gran diferencia con la dictadura de Mussolini era el antisemitismo (odio hacia los judíos)
Alemania empieza con su expansionismo y provoca la 2GM.


Mussolini y Hitler


La postguerra italiana y los orígenes del fascismo.
Italia después de la 1ª Guerra Mundial estaba empeñada con EE.UU. y Gran Bretaña. Mientras sucede un reajuste en las fábricas, están paradas lo que produce paro y la inflación es inalcanzable lo que da un ambiente de malestar tremendo y se le echa la culpa al gobierno y como es moderado la gente se tira a los extremos, creciendo el partido socialista, donde sucede una escisión, se separaron los socialistas revisionistas y los comunistas. Éstos crecieron mucho e Italia pensaba que le habían tomado el pelo y no les compensaba lo que había ganado en la guerra. Ganaron Tristia, Trentino y Trieste y algunos puntos en el mar Adriático, fue cuando surgió en el nacionalismo el odio a los antiguos compañeros.
Los tratados de paz de 1919 no habían concedido a Italia todo lo que los aliados le prometieron en 1915 para lograr que participara en la guerra. La sensación de frustración por lo que los italianos consideraban una “victoria mutilada” despertó la indignación de los nacionalistas. En este ambiente de exaltado nacionalismo, los arditti, jóvenes excombatientes ultranacionalistas, dirigidos por el poeta Gabriele D'Annunzio ocupan la ciudad de Fiume, en 1919. Pero tienen que abandonarla al aplicar los aliados el principio wilsoniano de la autodeterminación (Tratado de Rapallo de 1921).
Además del descontento por los tratados de paz, tres hechos sobresalen en la crítica situación interna de Italia tras la guerra:
La grave crisis inflacionista que sume a la economía italiana, sobre todo, a raíz de la crisis de reconversión de 1920-1921 en graves dificultades: cierre de industrias improvisadas durante la guerra, alza del coste de la vida y elevado número de parados.
La crisis económica se complica por la agitación social que tiene su origen tanto en la movilización y ocupación de fábricas por los obreros ante la angustia del paro y la inflación.
La sucesión de crisis ministeriales.
Paralelamente, los partidos políticos preocupados por sus luchas internas no
reparan en la peligrosidad del naciente fascismo.
El Partido Socialista se halla dividido.
Benito Mussolini

Mussolini y la destrucción de la democracia en Italia.
Para comprender el fascismo hay que conocer la personalidad de Mussolini. Su
padre era socialista y le puso de nombre Benito por el socialista Benito Juárez, estudió magisterio pero fue un desastre.
Ingresa en el Partido Socialista en 1900 y dirige su periódico Avanti hasta ser expulsado  del partido al apoyar la intervención de Italia en la guerra. Tras romper con los socialistas, funda su propio periódico Il Popolo d'Italia.
En marzo de 1919 funda en Milán los fasci italiani di combattimento. Su núcleo principal lo forman excombatientes, socialistas renegados, anarcosindicalistas, cuyo denominador común es el extremismo y la vilencia. Los fascios era un partido paramilitar: no tienen nada que ver con el ejército.
Las ocupaciones de fábricas en el norte de Italia que el gobierno de Unión Nacional de Giolitti es incapaz de evitar, son contestadas ya por una ofensiva fascista que se extiende por toda Italia. Así, en octubre de 1920, comienza la ascensión del fascismo a pesar de que en las elecciones sacan pocos escaños.
Giolitti dimite. Hasta octubre de 1922 se suceden varios gobiernos inestables lo que envalentona a Mussolini y a los fascistas cuyas acciones se realizan, en ocasiones, con material cedido por el ejército. Por su parte, la policía y la justicia se muestran benevolentes con la violencia fascista que encuentra la simpatía cuando no el apoyo de terratenientes e industriales ante el temor de una revolución de izquierdas.
Hay una huelga general el 1 de agosto de 1922. Los fascistas por medio de su plana mayor lanzan un ultimátum al gobierno y a los huelguistas, mientras el sindicato fascista crece. La cosa estaba para un Golpe de Estado.
La enérgica actuación de los fascistas les presenta ante buena parte de la sociedad italiana como defensores del orden. En octubre de 1922 se reúne el Consejo del P.N.F. (Partido Nacional Fascista) en Nápoles y comienzan los preparativos de la “marcha a Roma”, dirigida por los cuatro símbolos de los apoyos iniciales del fascismo: el Ejército, los propietarios rurales, los escuadristas y el sindicato fascista. Su objetivo es “convencer” al Rey para que acepte que Mussolini forme gobierno.
Víctor Manuel III, impresionado por la movilización fascista, poco proclive al parlamentarismo, temeroso de los socialistas y receloso, por la tradición familiar del Resorgimento, de los popolari, le pareció que recurrir a Mussolini podría ser una buena solución. Además, la presión de la patronal italiana -cofindustria- y del Ejército que expuso su temor a una guerra civil, le llevaron a no sancionar el estado de sitio que le reclamaba el primer ministro Facta. Facta y su gobierno luego dimitirían.
El 29 de octubre, el Rey decide confiar a Mussolini la formación de un nuevo gobierno. Éste actúa hábilmente dando cuatro carteras ministeriales a los popolari, mientras que los fascistas ocupan tan sólo dos carteras -Justicia y Finanzas-.


El fascismo en el poder.
Mussolini para asegurarse la mayoría, hace una nueva ley electoral por la que la lista del partido que consiguiese una mayoría relativa del 25% de los sufragios se le atribuían dos tercios de los escaños, así que Mussolini sacó el 65% de los escaños.
Pero la oposición debilitada era aún fuerte para dejar oir su voz y la libertad de prensa pervivía. Mateotti, secretario del grupo parlamentario socialista, con una documentación irreprochable, denuncia las graves violencias fascistas contra la libertad de voto en las elecciones de 1924 y exige su anulación. A pesar de las sospechas, el Gobierno niega su implicación. El affaire Mateotti pudo haber puesta fin a la dictadura fascista. La oposición hace una llamada a la nación y reclama al Rey la aclaración de los sucedido, la vuelta a las normas constitucionales y la abolición de la milicia fascista. Una vez más Víctor Manuel antepone sus temores al bolchevismo, al interés de la justicia y la salvación del estado democrático.
El abandono de la Cámara por parte de la mayoría de los diputados de la oposición -retirada del Aventino-, con la pretensión de que el Rey destituyera a Mussolini pone en manos de los fascistas las instituciones. A partir de 1925, da comienzo ya la institucionalización del Estado totalitario en su fase ascendente (1926-1936). Mussolini anuncia su propósito de “fascistizar” Italia y recibe de una Cámara en manos de los fascistas poderes muy concentrados.
Eliminada la oposición, suprimida la libertad de prensa y de reunión, comienza la represión y persecución -con registros domiciliarios- de los políticos no fascistas. En 1926 los poderes legislativos del Duce son ampliados y legisla mediante decretos-leyes al margen de la Cámara. El mismo año establece la Ley de defensa del Estado y crea un Tribunal especial para juzgar delitos políticos y una nueva policía, la OVRA (Organización para la Vigilancia y la Represión del Antifascismo).
El Partido Fascista, a pesar de que incrementa su influencia, es despojado de poder político y reducido a mero órgano burocrático de propaganda y encuadramiento de masas. El poder reside sólo en el Duce, asistido por el Gran Consejo Fascista que, desde 1928, es el órgano constitucional supremo y el que decide la composición de la Cámara de diputados. El Gran Consejo Fascista recibe el derecho de nombrar sucesor al Duce y aunque supeditado a él, en 1943 le derrocó.
Simultáneamente a la instauración del Estado totalitario que aspira a controlar todas las organizaciones sociales bajo el principio de la colaboración de clases, se establece el sistema corporativo.
Con la Carta del Trabajo (1927) quedaba formado el Estado corporativo, regulador y legislador único de la actividad económica, subordinando la iniciativa privada al interés general. En su seno, las corporaciones unificaban a los representantes de la empresa y de los sindicatos para supuestamente organizar la economía, pero esto era una simple fachada para el creciente intervensionismo autoritario del Estado fascista en la economía.
En el plano educativo y cultural, el fascismo trata de extender sus brazos. La reforma escolar de Gentile en 1923 acentúa la orientación cultural greco-latina, dejando en segundo término los aspectos técnicos.
Además de la fascistización de las instituciones políticas y de la economía, y de la identificación Estado-PNF y del control de la enseñanza, se regula el ocio de los niños y jóvenes encuadrándoles en las organizaciones fascistas (Balillas y grupos Universitarios Fascistas) y de los adultos (Opera Nazionale Dopolavoro).
La conciliación con la Santa Sede, los Pactos de Letrán (1929), dan prestigio al fascismo. La situación de no reconocimiento del Estado italiano por la iglesia católica se remonta a la llamada “cuestión romana” en 1870. El Tratado reconoce ahora la soberanía del Papa sobre la ciudad del Vaticano y se le indemniza por la pérdida de los Estados de la Iglesia. No obstante, se fue abriendo un foso entre las tendencias autoritarias del Duce y la Iglesia en las cuestiones de familia, enseñanza y religión. La encíclica Non abbiamo bisogno de Pio XI critica duramente al fascismo. A pesar de ello, desde 1931 se llega a un compromiso y las relaciones son concretas.
El Estado totalitario-corporativo italiano inaugura la política intervensionista en la economía. A raíz de la crisis de 1929 se emprende un programa de autarquía y de relanzamiento de la industria militar. En el camino hacia la puesta en práctica de la autarquía nos encontramos con tres fases:
La primera pretende la reducción de las importaciones, el fortalecimiento de la moneda y el aumento de la producción. Se acomete lo que el propio Mussolini denominó las “grandes batallas”. La del trigo es una de las más significativas. Se trataba de evitar las importaciones aumentando la producción, mediante la extensión de las zonas cultivadas. La batallas de la lira consistía en revaluarla, lo que resultaría negativo para las industrias de exportación y los trabajadores. Por último, las grandes obras públicas que, además de contribuir a la exaltación del régimen, modernizaron las comunicaciones y una política urbanística de arquitectura colosal.
En la segunda fase, a partir de 1932-1933, con la presión de la crisis mundial, la intervención se hace más directa.
La tercera fase. A raíz de las sanciones impuestas a Italia por la invasión de Abisinia (Etiopía).
La república de Weimar: dificultades políticas y económicas.
El difícil nacimiento de la república de Weimar.
1918: a la derrota en la 1ª Guerra Mundial se une la caída del poder imperial que abre una nueva etapa, la cual debía ser la democracia. Ésta encuentra dos problemas:
1- Difícil situación económica en la postguerra.
2- Lucha interior contra el impulso revolucionario.
Orígenes y fracaso del movimiento revolucionario (1918-1919).
La revolución estalla en un principio sin motivos políticos, que se unen cuando
se proclama la República en Berlín.
Surgen tendencias contraria respecto al régimen que debía salir con la revolución:
  Ebert (socialista revisionista y judío, Hitler le tomó manía) y los socialistas moderados: régimen creado por el gobierno.
  Izquierda: dictadura del proletariado mediante “consejos de obreros” y “soviets” elegidos por el pueblo trabajador. El aislamiento de este grupo hace fracasar la revolución.
La medida del gobierno de Ebert permiten acabar con la revolución.
  Institucionalización del nuevo régimen.
Elecciones y 1º gobierno.
Se celebran las elecciones para la Asamblea Constituyente, triunfan el partido
del centro, los social-demócratas y los demócratas que forman “la coalición de Weimar” aunque mantienen la independencia de programas y líderes.
-El centro: partido de procedencia social con creencias católicas.
-Social-demócrata (D.D.P.): burgueses defensores del parlamentarismo. Fuera de la coalición, en el ala izquierda, socialistas independientes y partido comunista; en el ala derecha: partido populista y partido de la monarquía al igual que el grupo conservador del partido nacional alemán.
El partido nazi no interviene en las elecciones.
Triunfa Ebert como presidente de la República.
La constitución de Weimar.
Resultó ser un modelo de contradicciones, lo que la llevó al fracaso.
Características:
-El estado es una democracia parlamentaria. “El poder político emana del pueblo”.
-Reconocimiento de derechos individuales tradicionales y de los derechos sociales.
-El Estado tendrá una estructura federal.
-Dos cámaras: Reichstag o cámara baja (legisla, aprueba el presupuesto del Estado y controla al gobierno) y Reichsrat o cámara alta (representa a los estados miembros de la federación).
-El presidente de la República, elegido por sufragio universal goza de amplios poderes: disolver el Reichstag, nombra al canciller y a los ministros, etc... Esto muestra dos expresiones de soberanía popular que son independientes y puede entrar en conflicto.
La fragilidad del régimen se muestra en la naturaleza de la constitución. Esta debilidad de la estructura y del parlamentarismo fue aprovechada por el partido nazi.
Ascenso y triunfo del nacionalsocialismo.
-El surgimiento del nacionalsocialismo:
Enero de 1919 se funde el Partido Obrero Alemán (DAP). Meses después Hitler se afilia al partido al que en 1920 se incorporan los nazis de Munich. En el mismo año, ya bajo la influencia notable de Hitler, se aprueba el programa de “25 puntos” y el partido pasa a denominarse Partido Obrero Nacionalsocialista Alemán (NSDAP) o abreviadamente “nazi”.

Nüremberg

A semejanza del fascismo italiano aboga por un Estado nacional fuerte que reconcilie a todas las clases sociales y suprima la lucha de clases mediante “ un socialismo nacional” con ciertos elementos anticapitalistas que atraigan a las clases medias. Sin embargo, el nacionalsocialismo tiene como idea motriz la preservación de la pureza racial (la aria) y la extirpación de los enemigos de Alemania: los demócratas, los marxistas y los judíos. Asimismo, rechaza los Tratados de Versalles y de Saint-Germain; persigue la unión de todos los alemanes en una Gran Alemania dotada de un “espacio vital” para el desenvolvimiento del pueblo alemán y también el proyecto Anchluss para unir Austria y Alemania. Fracasado el intento de golpe de Estado (el putsch de la cervecería), Hitler escribe en prisión su libro-programa Mi lucha (Mein Kampf). Al salir de la cárcel militar a finales de 1924, prepara de forma metódica la conquista del poder. Reconstituye el partido, le impone una férrea disciplina y le dota de una gran capacidad propagandística. La burguesía empieza a financiarle y dijo que no quería ningún punto socialista y las ideas socialistas las dejaron en nada. Tenía un problema, fundó las S.A. y cuando salió se encontró con su jefe, Strasser, que tenía dos ideas: aferrarse a los puntos socialistas y querer que cuando ganara el partido los homologasen y fundasen con el ejército. Estas ideas eran contrarias a Hitler.


Así que iba a fundar otro grupo para acabar con la S.A. y fundó las S.S. cuyo jefe era Wille Zur Match. En las primera elecciones los nazis sacaron muy poco.
Los extremos no se comían ni una rosca. Los años 1924-1928 confieren cierta estabilidad. La situación de la República mejora tanto en el interior -estabilización del marco, plan Dawes que hizo para lograr los pagos (obra de Dawes), evacuación del Ruhr, reactivación económica- como en el exterior- reconciliación franco-alemana, pacto de Locarno, ingreso en la SDN-.
El régimen democrático parecía apuntalado bajo los gobiernos moderados -Centro católico y socialdemócratas-. En 1929 sucede el crack de Wall Street.
En 1931, la crisis económica está en su apogeo, producto del crack, y el espectro del paro y del hambre se cierne sobre Alemania.
Se presenta Hitler como candidato a la presidencia de la República en 1932, frente al mariscal Von Hindenburg, presidente de la misma desde la muerte de Ebert en 1925. Resulta elegido Hindenburg frente a la candidatura de Hitler.
Las batallas callejeras entre las organizaciones paramilitares de los nazis (SA y SS), de los nacionalistas y de los comunistas se suceden.
El 30 de enero de 1933, Hindenburg bajo la presión de sus más íntimos consejeros, nombra canciller a Hitler que forma un gobierno de todas las fuerzas políticas que le han apoyado y en el sólo hay dos ministros nazis, Goering y Frick.
Con insultada rapidez Hitler implanta, desde la legalidad, su dictadura totalitaria, entre febrero de 1933 y agosto de 1934. Aprovechando el famoso incendio del Reichstag (cámara baja) -falsamente atribuido a un complot comunista- en febrero de 1933, suspende las garantías constitucionales. Por la Ley de Defensa del Pueblo y del Estado, el poder legislativo es asumido por el ejecutivo.
Hitler forma un gobierno más homogéneo e incorpora a Goebbels al nuevo Ministerio para la “Educación del Pueblo y la Propaganda” y con él controlar los medios de comunicación y galvanizar al pueblo alemán según sus directrices. Días más tarde, por la Ley de Reorganización de la Burocracia quedan excluidos de la administración los que nos sean adictos al régimen y los no arios. Se suspenden las autonomías de los Estados (Länder) y por la Ley de Unificación son prohibidos los partidos políticos y los sindicatos, y el NSDAP se convierte en el partido único del Reich.
En agosto de 1933, Hitler anuncia el nacimiento del Tercer Reich y simultáneamente Alemania abandonará la SDN.
En enero de 1934, Hitler queda autorizado a modificar la Constitución y, finalmente, a la muerte de Hindenburg en agosto de 1934, respaldado por los círculos industriales y el ejército y con un Reichstag con representantes nazis, asocia a su persona la Chancillería y la presidencia del Reich. El Estado totalitario se hallaba firmemente asentado.
A partir de este momento, la influencia del nazismo se afianza entre todas las clases sociales. El ejército, remiso al principio a los nazis, consintió a los deseos del Führer tras la “noche de los cuchillos largos”. En esa noche, la vieja tirantez de la SA y el mando del partido, y entre las SA y el ejército, se resolvió cuando Hitler dispuso el fusilamiento de Roehm y otros jefes de las SA. Los viejos adversarios de Hitler son asesinados, arrancando de cuajo toda oposición. El ejército, cómplice de los acontecimientos, se convierte en uno de los puntales del totalitarismo hitleriano.
En abril de 1933, la creación de la GESTAPO (Policía Secreta del Estado, mandada por Himmler) completa los resortes del control ideológico. La policía nazi de hacer de la educación un instrumento de su dominación totalitaria se plasma en la manipulación de asignaturas que convenientemente resaltan los valores “étnicos “ y militares.

Durante 1938, estando ya funcionando en secreto los campos de concentración para “reeducar a los descarriados”, se agudiza la política antisemita iniciada con las leyes de Nuremberg. En la “noche de cristal” se acusa a los judíos de haber asesinado a un miembro de la embajada alemana, se destruyen 280 sinagogas y se detienen a más de 20.000 judíos. Hasta 1944 se calcula que de 5 a 7 millones de hombres, mujeres y niños judíos son asesinados en masa.
Mientras que en la Italia fascista continúa la monarquía junto al régimen del Duce -con la posibilidad, realizada en 1943, de la destitución de Mussolini-, en Alemania, tras abolirse la doble jefatura del Estado, se implanta una dictadura unitaria y omnipotente.
El éxito económico nazi en el aumento de la producción y la práctica desaparición del paro que en 1933 ascendía a casi 6 millones, supone la consolidación definitiva del nazismo y hace olvidar al pueblo alemán los sacrificios impuestos por la política de autarquía y de rearme y obras públicas.
El esfuerzo del régimen nazi va dirigido a mantener un capitalismo controlado por el Estado pero sin ninguna pretensión de socialización.
 Rasgos comunes, del fascismo y el nazismo.
A diferencia del liberalismo y del marxismo que cuentan con una coherente exposición de principios ideológicos, las doctrinas del fascismo y del nazismo se configuran a la par que estos movimientos surgen con el propósito de alcanzar el poder y establecer su sistema de dominación. No hay doctrina.
Una primera característica es su exaltación del Estado, de un Estado omnipotente o totalitario.
A ello, el nacionalsocialismo o nazismo agrega la configuración de un Estado sustentado en supuestos étnicos y racistas. Por ello, el fin supremo del Estado nazi es la preservación de la pureza racial, la que justifica la política racista y antisemita del Tercer Reich. Antiparlamentarismo bajo la dirección de un jefe o caudillo -Duce (Mussolini), Führer (Hitler)- dotado de un poder “carismático” y capaz de crear por sí sólo la voluntad nacional y de dirigirla en beneficio de la colectividad insustituible.
Su odio febril a la democracia y a sus manifestaciones más comunes, la libertad y la igualdad políticas.
Así frente a la “falacia” de la igualdad democrática, exhiben como ideal la dicotomía superiores-inferiores. En el “código” social fascista el hombre es superior a la mujer, el militar al civil, el miembro del partido al que no lo es, etc.
Se halla un imperialismo militarista.
El dogmatismo de las ideas y las intolerancia fundamentan la fe ciega en el caudillo.
Utilizan los símbolos y los nuevos medios de propaganda de masas.
Existe un partido único.


Consolidación de la Revolución rusa

El 28 de diciembre de 1922 en una conferencia de delegaciones plenipotenciarias de la RSFS de Rusia, RFSS de Transcaucasia, la RSS de Ucrania y la RSS de Bielorrusia se aprobó el Tratado de Creación de la URSS y la Declaración de la Creación de la URSS,[14] formándose la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.[15] Estos dos documentos fueron confirmados por el primer Congreso de los Sóviets de la Unión Soviética y firmados por los cabezas de las delegaciones[16] Mijaíl Kalinin, Mikha Tskhakaya, Mijaíl Frunze y Grigory Petrovsky, y Aleksandr Chervyakov[17] respectivamente el 30 de diciembre de 1922.


El 1 de febrero de 1924 la Unión Soviética fue reconocida por el Imperio británico y en ese mismo año se aprobó una Constitución soviética, legitimando la unión de diciembre de 1922.
La reestructuración intensiva de la economía, la industria y la política del país empezaron desde los primeros días del poder soviético en 1917. Una gran parte se realizó según los Decretos Iniciales Bolcheviques, documentos del Gobierno soviético, firmados por Vladimir Lenin. Uno de los adelantos más prominentes era el plan GOELRO, que propugnaba una reestructuración profunda de la economía soviética basada en la electrificación total del país. El plan se inició en 1920, desarrollándose durante un período de 10 a 15 años. Incluyó la construcción de una red de 30 centrales eléctricas regionales, incluyendo diez grandes centrales hidroeléctricas, y la electrificación de numerosas empresas industriales.[] El Plan llegó a ser el prototipo para el subsiguiente Plan Quinquenal finalizándose prácticamente en 1931[.]

Stalin (1927-1953)

Desde el comienzo de la Unión Soviética su Gobierno estuvo basado en un unipartidismo administrado por el partido bolchevique.[20] Después de la política económica del comunismo de guerra llevada a cabo durante la Guerra Civil, el Gobierno soviético permitió que algunas empresas privadas coexistieran con la industria nacionalizada durante los años 1920. Del mismo modo, el requisamiento total de los excedentes alimentarios en el campo fue reemplazado por impuestos sobre los alimentos (véase Nueva Política Económica).


Los líderes soviéticos sostuvieron que un Gobierno de un único partido era necesario para asegurar que la "explotación capitalista" no volvería a la Unión Soviética y que los principios del centralismo democrático representarían la voluntad del pueblo. El debate sobre el futuro de la economía constituyó el telón de fondo en la lucha por el poder que se desencadenó entre los líderes soviéticos tras la muerte de Lenin en 1924. En un principio, Lenin iba a ser reemplazado por un liderazgo colectivo compuesto por Grigori Zinóviev de Ucrania, Lev Kámenev de Moscú, y Iósif Stalin de Georgia.
El 3 de abril de 1922, Stalin fue nombrado Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética y Lenin lo había nombrado como jefe de Inspección de los Trabajadores y Campesinos, cargo que le dio considerable poder de Stalin. Al consolidar gradualmente su influencia y aislar o limitar a sus rivales dentro del partido, Stalin se convirtió en el líder indiscutido de la Unión Soviética y, a finales de la década de 1920, había establecido un Gobierno totalitario. En octubre de 1927, Grigori Zinóviev y León Trotsky fueron expulsados del Comité Central y obligados a exiliarse.
En 1928, Stalin introdujo el Primer Plan quinquenal destinado a construir una economía socialista. Esto, a diferencia del internacionalismo expresado por Lenin y Trotski a través del curso de la Revolución, apuntó al socialismo en un solo país. En la industria, el Estado asumió el control de todas las empresas existentes y emprendió un programa intensivo de industrialización y en la agricultura fueron establecidas las granjas colectivas por todas partes en el país.


Se produjeron hambrunas, causando millones de muertes y los kulaks sobrevivientes fueron perseguidos y muchos enviados a los Gulags a realizar trabajos forzados.[21] Los trastornos sociales continuaron a mediados de la década de 1930. La Gran Purga de Stalin resultó en la ejecución de muchos "Viejos bolcheviques", que habían participado en la Revolución de Octubre con Lenin. La cifra de muertos es incierta, con una amplia gama de estimaciones. Según los archivos soviéticos desclasificados, entre 1937 y 1938 la NKVD arrestó a más de un millón y medio de personas, de las cuales fueron fusiladas 681.692 – un promedio de 1.000 ejecuciones por día.[22] El exceso de muertes durante la década de 1930 en su conjunto estaban en el rango de 10 a 11 millones de personas.[23] Pero a pesar de la confusión de mediados a finales de los años 1930, la Unión Soviética desarrolló una poderosa economía industrial en los años precedentes a la Segunda Guerra Mundial.
Los años treinta vieron la cooperación más cercana entre los países occidentales y la Unión Soviética, en 1933 se establecieron relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y la URSS. Cuatro años más tarde, la URSS apoyó a la República Española en la Guerra civil española contra el golpe de Estado de los sublevados, apoyados por la Italia fascista y la Alemania Nazi. No obstante, después de que Gran Bretaña y Francia concluyesen los Acuerdos de Múnich con la Alemania Nazi, la URSS realizó tratos con este último también, económicamente y militarmente, concluyendo el Pacto Ribbentrop-Mólotov (pacto de no agresión nazi-soviético), que permitió la ocupación de Lituania, Letonia, Estonia y la Invasión de Polonia en 1939. A finales de noviembre en 1939, incapaz de forzar a Finlandia en el acuerdo a mover su frontera 25 kilómetros de Leningrado por medios diplomáticos, Stalin ordenó la invasión del país.
En el este, el ejército soviético ganó varias batallas decisivas durante los enfrentamientos fronterizos con el Imperio del Japón en 1938 y 1939. Sin embargo, en abril de 1941, la URSS firmó el Pacto de Neutralidad con el Imperio del Japón, reconociendo la integridad territorial de Manchukuo, un Estado títere japonés.

Participación en la Segunda Guerra Mundial

Aunque se ha discutido si la Unión Soviética tenía intención alguna de invadir Alemania, la propia Alemania una vez que fue lo suficientemente fuerte,[24] rompió el pacto de no agresión e invadió la Unión Soviética el 22 de junio de 1941, iniciando lo que se conocía en la URSS como la "Gran Guerra Patriótica". El Ejército Rojo detuvo al aparentemente invencible ejército alemán en la Batalla de Moscú, con la ayuda de un invierno inusualmente severo. La Batalla de Stalingrado, que duró desde finales de 1942 hasta principios de 1943, asestó un duro golpe a los alemanes del cual nunca se recuperaron completamente y los convirtió en un punto de inflexión de la guerra. Después de Stalingrado, las fuerzas soviéticas avanzaron a través de Europa del Este hasta Berlín forzando la rendición de Alemania en mayo de 1945. El ejército alemán sufrió el 80% de sus bajas militares en el Frente Oriental.[25]

El primer ministro soviético Iósif Stalin, el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt y el primer ministro británico Winston Churchill (de izquierda a derecha) reunidos en Teherán en 1943.
Ese mismo año, la URSS, en el cumplimiento de su acuerdo con los aliados en la Conferencia de Yalta, denunció el Pacto de Neutralidad soviético-japonés en abril de 1945[26] e invadió Manchukuo y otros territorios controlados por Japón el 9 de agosto de 1945.[27] Este conflicto terminó con una decisiva victoria soviética, que contribuyó a la rendición incondicional de Japón y al fin de la Segunda Guerra Mundial.
La Unión Soviética sufrió enormemente durante la guerra, perdiendo aproximadamente 27 millones de personas.[28] A pesar de ello, surgió del conflicto como una superpotencia militar. Una vez que negó el reconocimiento diplomático del mundo occidental, la Unión Soviética tuvo relaciones oficiales con prácticamente todas las naciones en la década de 1940. Como miembro de las Naciones Unidas durante su fundación en 1945, se convirtió en uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de seguridad de la ONU, que le dio el derecho de veto a cualquiera de sus resoluciones (véase Unión Soviética y las Naciones Unidas).

La Unión Soviética mantuvo su estatus como una de las dos superpotencias del mundo durante cuatro décadas a través de su hegemonía en Europa oriental, derivada de su fuerza militar, su fuerza económica, su ayuda a países en vías de desarrollo y de sus investigaciones científicas, especialmente en tecnología espacial y armamento.

Inicio de la Guerra Fría

Los misiles balísticos nucleares R-12 soviéticos en un desfile militar en la Plaza Roja, a finales de la década de 1950.
Durante la posguerra inmediata, la Unión Soviética reedificó y expandió su economía, al mantener su control estrictamente centralizado. La Unión Soviética ayudó la reedificación de los países de Europa del Este en la posguerra, mientras los conviertía en Estados satélite y los unía en una alianza militar, al fundar el Pacto de Varsovia en 1955 y el Consejo de Ayuda Mutua Económica o COMECOM de 1949 a 1991, este último fue un equivalente a la Comunidad Económica Europea.[29] Más tarde, el COMECOM suministró ayuda a la eventual victoria del Partido Comunista de China y vio crecer su influencia en otras partes del mundo. Ante el temor de sus ambiciones, los aliados durante la Segunda Guerra de la Unión Soviética, el Reino Unido y los Estados Unidos, se convirtieron en sus enemigos y en la subsiguiente Guerra Fría, los dos bloques se enfrentaron indirectamente utilizando la mayor parte de sus fuerzas.